La muerte en vida
Los primeros rayos del sol entraban por la ventana, la luz tocaba su rostro y esto hizo que abriera los ojos sobresaltada. Se incorporó en la cama agitada y nerviosa. No sabía donde estaba, nada le resultaba familiar. Sus pies tocaron el suelo en busca de la puerta para salir de aquella estancia. Golpeó la puerta con las pocas fuerzas de las que disponía pero esta no cedía. Buscó la ventana pero también estaba cerrada. Gritó a las personas que paseaban por el extenso jardín pero nadie se inmutó. Nadie miraba hacia donde se encontraba: volvía a gritar pero sus pulmones se agotaban, golpeaba el cristal pero quedaba sin fuerzas. No entendía porque le pasaba aquello, tan sólo era una niña. ¿Por qué le costaba respirar? ¿Por qué se agotaba? Retrocedió y a su izquierda, en la pared se miró en un espejo. ¿Qué era aquello que veían sus ojos? Giró rápidamente creyendo que lo que estaba viendo era otra persona, alguien más estaba con ella en la habitación pero no fue así. Volvió