Una salida difícil.
La habitación parecía oscura a pesar del sol que entraba por el amplio ventanal. Parecía fría, a pesar de las altas temperaturas de mediados de Mayo. Nada parecía animarle, a pesar de tener internet, play station, múltiples libros, su música, su cuaderno de dibujo, su diario... nada era capaz de ayudarle a sobrellevar aquella situación. Su habitación, su santuario, su refugio que durante años había tenido como una gran coraza que lo protegía del mundo exterior, cada vez era más frágil y se desquebrajaba. Los cimientos de la seguridad que había albergado durante años, se desmoronaban cada día que pasaba desde hacía casi un año. La relación entre sus padres se hacía insoportable a medida que avanzaban las semanas. Hacía mucho que debían haberse separado: cada grito, portazo, reproches, insultos... Seguía sin entender como era posible que siguieran viviendo bajo el mismo techo. No era sano para ninguno de los tres: el aire en el ambiente cada vez era más denso, cualquier